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lunes, 10 de diciembre de 2012

NAVIDAD LOW-COST - Regalos

Otro gran problema que se nos plantea al acercarse estas fiestas: los regalos. Otro apartado que se come una gran parte de nuesto cada vez más deteriorado presupuesto.
Para nuestra pareja, los hijos, los padres, los sobrinos, los nietos, los amigos, aquella tía soltera que siempre se acuerda de nosotros... Y podría seguir, porque la lista es interminable.
O... ¿No será que nosotros la hacemos interminable?
A ver, a ver... Nuestra pareja, vale. Nuestros hijos, vale. Nuestros padres...Vaaaale. Pero... Los sobrinos, los amigos, la tía soltera... ¿No creéis que esta larga lista se podría acortar... "un poquito"? Y si sois de los que piensan que, "cómo lo he hecho toda la vida, no voy a dejar de hacerlo ahora...", pues también se puede procurar rebajar el coste de los regalos.
Os voy a decir una cosa. Creo sinceramente que nos estamos equivocando mucho con esto de los regalos.
Desde pequeña, a mí me educaron de manera que aprendiera a valorar a la gente por lo que era, por sus intenciones y nunca por el valor material de sus regalos. Y ya de mayor, con esta enseñanza muy bien aprendida, prefiero mil veces aquel pequeño detalle que me llega al fondo del alma, que un valioso regalo que se ha comprado por el compromiso o la casi obligación, porque siempre se ha hecho y es lo que toca...
No. El regalo más valioso sale del corazón, no del bolsillo.
Pero como en esto cada uno tiene sus ideas, os voy a dar unos pocos consejos.
En primer lugar habría que agrupar a quienes tengamos que hacer regalos por proximidad. No vamos a gastar lo mismo en un hijo que en un amigo, o la tía soltera...
Habrá que hacer al menos tres distinciones: Los de casa, resto de familia(próxima, claro), y amigos.
Para los de casa.
Son los que tenemos más cerca, conocemos sus gustos y sus necesidades. En este caso podemos optar por regalar cosas que realmente hagan falta. Cosas que de todas todas haya que comprar. Ropa, complementos, colonias, algo de ocio... Siempre haga falta. Y lo último de todo serán los lujos y todo aquello de lo que se pueda prescindir.
¡Ah! Y a los niños habría que empezar a enseñarles que "Los Reyes Magos" suelen traer uno o dos regalos por persona, no un carro lleno de regalos... personalmente encuentro que les estamos malcriando. Eso de darles todo lo que nosotros no pudimos tener, creo que no es lo mejor para ellos que digamos. No debemos acostumbrarlos a tener todo aquello que se les pase por la cabeza con un solo chasquido de dedos. Deben aprender a no desear todo lo que ven y a valorar lo que tienen. Creo que deben aprender que no se puede tener la habitación llena de juguetes, y seguir pidiendo más y más...
Para la familia.
Según su grado de proximidad será más o menos difícil saber lo que les pueda hacer falta, pero siempre debemos recurrir a cosas útiles, a cosas que de todas todas se tengan que comprar. Hay cosas que siempre hacen falta. Pañuelos, colonias, cremas, unos guantes, unas zapatillas... De lo que se puede prescindir es de objetos de decoración, electrónica(se comprará cuando se pueda), complementos caros (a veces cosas más sencillas hacen el mismo favor...) Y tampoco no hace falta pasarse. Procurar ajustar al máximo.
Y por fin, los amigos.
Alto, alto, alto... ¿Hace falta hacer regalos a los amigos? Bueno, si también forma parte de nuestra ancestral forma de proceder, podemos optar por el detalle. Y cuando digo detalle, quiero decir detalle.
Un detalle pueden ser muchas cosas, incluso productos que se puedan consumir esos mismos días. Y no nos pasemos...
Ya sé que una buena caja de bombones se puede consumir estos días y estoy bien segura que sería del agrado de cualquiera, pero... ¿Qué me decís de cambiar los bombones por unas galletas? ¿O cambiar la botella de caro licor, que no dudo puede gustar a todos, por una de un vino aceptable, que será más útil?
Y así con todos, incluso con aquella tía soltera que sólo vemos en Navidad y que siempre piensa en nosotros. Sí, le pueden gustar los bombones, pero según su edad, tal vez no sean lo más apropiado. ¿Qué os parece cambiarlo una cesta de fruta? ¿Y porqué no? Creo que nos hemos mal acostumbrado. Si no regalamos caras colonias, caros complementos, o caros productos, parece que no regalemos nada.
Y tal y como están las cosas, debemos empezar a hacernos a la idea que se puede pasar con menos.
Tal vez no estaría mal empezar a aplicar aquello de que "la intención es lo que cuenta..."
Llegados a este punto, si estamos de acuerdo en ello, ¿A que podemos preparar mejor la lista de regalos?
Como en todo, lo único que hace falta es ponerle mucho sentido común.

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