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sábado, 22 de diciembre de 2012

22 DE DICIEMBRE DE 2012 - ¡Seguimos vivos! Ahora, a preparar la Navidad.

Bienvenidos a la nueva era, a la era del día después.
Hemos superado la fecha crítica del 21 de diciembre del 2012 y seguimos vivos. El mundo sigue girando y muy posiblemente lo seguirá haciendo durante unos cuantos miles de milenios más.
Nada se ha estrellado contra la Tierra, no ha estallado ningún supervolcán, los mares no se han alzado, la tierra no se ha abierto ni hemos sido barridos y fritos por ningún rayo cósmico procedente del centro de la galaxia.
Tampoco no he sido agraciada con ningún premio en el sorteo de la Lotería de Navidad. Tal vez alguno de vosotros haya tenido más suerte...
En fin, que tendremos que seguir currando, (los que tengamos la inmensa fortuna de poder hacerlo)...

Ya casi estamos en Navidad. Y digo casi, porque a pesar de no haber llegado el día 24(día de Nochebuena), quien más quien menos ya habrá empezado a hacer los preparativos.
Lo primero que habremos hecho habrá sido llamar a toda nuestra familia(padres, hermanos, hijos, nietos, sobrinos y Espíritu Santo), para organizar qué días nos reunimos acá o allá. Por cierto, que esto no es nada fácil, sobretodo si tenemos hijos, hermanos o sobrinos ya casados y que los padres de sus parejas también están intentando que se reúnan en sus respectivas casas. Nos gastaremos una fortuna en llamadas para conseguir lo que durante todo el año podríamos conseguir en cinco minutos y para cualquier domingo. Pero claro, es Navidad...
Bien, supongamos que lo hemos conseguido y que hemos encontrado un día en que todos pueden venir a nuestra casa.
Ahora toca pensar en el menú.
¿Elegimos lo típico, lo de cada año? Aunque... Podríamos variar un poco ¿no? Año tras año, durante casi medio siglo, hemos hecho lo mismo: El caldo de Navidad, el rustido, los canelones y el asado. ¿Y si nos atreviéramos a innovar un poco? Además, con la crisis nos podría servir de escusa para poner cosas más sencillas de menú.


¡Decidido! Este año vamos a sorprender a todos con un menú distinto. Más sencillo, pero no por ello tenemos que quedar mal.
Empezamos a rompernos la cabeza.
Podríamos probar con la comida internacional. Pero... Comida china no, que mi cuñado la detesta. Comida asiática... Tampoco, que dicen que esa gente come ratas y serpientes y no van a querer probarla... Bueno, la cocina latina parece atractiva... Aunque no tenemos muy claro si ciertos sabores, en particular ciertas especies, gustarán a todos...
¡Ya está! Cocina mediterránea. Saludable, digestiva y sabrosa. Y lo más importante, asequible a nuestro apurados bolsillos...
Pero... ¿Qué? Con el frío que está haciendo estos días, no apetece nada de ensaladas ni preparaciones frías(eso ya lo había descartado). Y... macarrones, albóndigas, arroz...¡Esto lo hago durante todo el año!
Al final alguien te dice: "¿Ya tienes los huesos para el caldo"
Otro: "Que no se te olvide el queso rallado para gratinar los canelones..."



¡Ángelitos...! Pero si en el fondo están deseando que lleguen estos días para saborear estos deliciosos platos que cocinas tan bien...
De todos modos, este año habrá que ajustar un poco el presupuesto...

Las compras. La carnicería, la frutería, la verdulería, el supermercado... Todo lleno hasta los topes. Pero... ¿Es que acaso la gente sólo sale a comprar en estas fechas? ¿Que no comen el resto del año? ¿De dónde ha salido tanta gente? ¡Claro que compran! Pero en horas y días diferentes. En estos días, las compras se aglutinan todas en uno o dos días...



Y ahora... ¡A cocinar! Horas y horas en la cocina, con todos los fuegos encendidos, la mesa llena de notas(para no olvidarte ninguna especie ni nada, pues sería un desastre), preparando mil cosas a la vez(hay que quedar bien y sorprender a todos), ahora meneo la olla grande, ahora giro la carne del horno, la salsa, la cebolla caramelizada... Todo un día encerrada en nuestro feudo particular llamado cocina. Y para que luego, el día de la gran comida, en poco más de media hora, de lo que costó un día entero de preparar no queden ni las migas. Y eso si encima no salta el gracioso de turno y dice: "Te has superado. Este año, lo mejor de toda la comida... Es el vino..."
Te doy permiso para que le lances el tapón del vino a la cabeza, pero sin sacarlo de la botella...

Y luego... ¡A fregar...! Por que hay que ver como queda una casa después de haber estado un día entero llena de gente, la cocina, llena de grasa después de tanto trajín,  los aseos, el comedor, donde podríamos soltar media docena de pollos y no se acabarían los restos y las migas que han caído por el suelo...



Y eso que a principios de mes les dijimos a todos: "este año no voy a hacer nada especial. Con la crisis no puedo hacer demasiados extras..."
Y acabamos como cada año, cocinando grandes cantidades de comida, comiendo y comiendo sin para, de casa en casa, poniéndonos morados de dulces, de grasas saturadas, de colesterol... Y como siempre ganando esos cuatro o cinco kilos que luego se encuentran tan a gusto en nuestra barriga o nuestro culo y que no hay manera de desalojar...

En fin, que nunca cambiaremos. Pero... si en el fondo nos gusta. Y... ¿Porqué nos gusta? Porque son unas de las pocas fechas del año que tenemos una buena escusa para reunirnos todos, perdonar pequeños roces, disfrutar de la familia, permitirnos algunos caprichos... El esfuerzo vale la pena, y hay cosa que no se pagan con dinero...
Y ahora me voy a empezar a preparar unas cosas...
Yo también soy una de tantas que en su momento dije: "Este año no voy a hacer nada especial..."
Y ahí me tenéis, ultimando compras, preparando los manjares de cada año, cocinando sin parar...
Pero... Lo voy a decir bien alto
ME GUSTA.
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