Este es el entorno en el que me crié desde que tenía un año y hasta que cumplí los veinte. Una preciosa casa de campo, en plena naturaleza. Mi origen es humilde, ¿qué queréis qué os diga?, pero tampoco me faltó de nada. Fui feliz con mis padres y mis hermanos. Me enseñaron a vivir con lo necesario, y que se puede prescindir de muchas cosas superfluas.
De mis años de colegio tengo algunos de los mejores recuerdos. De aquellos tiempos guardo viejas amistades de compañeros de estudio. Y la de uno de mis profesores, una amistad muy especial que ha sobrevivido hasta ahora y de la que me siento orgullosa.
Los estudios superiores los hice en la Universidad de la Vida, donde aprendí a sobrevivir y luchar por hacer realidad mis sueños e ilusiones.
Esta curiosa formación montañosa son los Tres Turons.
El perro. En casa siempre los hubo. Guardianes, vigilantes, amigos y compañeros de juegos y aventuras...
Vivir y trabajar en el campo es duro, muy duro. Interminables jornadas de trabajo, agotador esfuerzo y poco beneficio es todo lo que se consigue. Pero, el contacto con la naturaleza, la paz y la tranquilidad, la calidad de los productos... Todo esto compensa todas las penurias pasadas.
Me recuerda a mis orígenes.Una magnífica narración y descripción y como bien dices el contacto con la naturaleza compensa tiempos malos.
ResponderEliminarUn abrazo.Ricardo.