PRESENTACIÓN DEL BLOG

Saludos a tod@s!
¿Qué vais a encontrar en este blog? De todo un poco.
Críticas, denuncias, mi día a día, curiosidades, reflexiones...
Pero sobretodo, mi voz.


domingo, 19 de agosto de 2012

CARTERO... ME HE PERDIDO...


¿ME PUEDE DECIR COMO SE VA A...?

Nos ha pasado a todos.
¿Quién no se ha perdido alguna vez en alguna gran ciudad? Aunque tampoco hace falta que sea tan grande.
Todos hemos ido alguna vez a alguna ciudad o población que no conocíamos de nada, hemos empezado a circular o a caminar, a dar vueltas, y de pronto nos hemos dado cuenta de que no sabemos donde estamos. Nos hemos perdido.
Y por más que intentamos situarnos o volver a algún punto conocido, más nos desorientamos.
Pero, de pronto... ¡Estamos salvados! Hemos visto un cartero y está claro que él sabrá guiarnos a nuestro destino... Y allá que vamos, a preguntarle al pobre cartero. Y el cartero, resignado porque otro turista despistado le para y le pregunta alguna dirección, hace lo que puede para orientarnos.
En cierto modo parece lógico. Los carteros suelen conocer todo el pueblo, si es pequeño, o gran parte de él, si su tamaño es considerable. Pero, tengamos en cuenta que el cartero está trabajando, y que en más de una ocasión se le pone en un compromiso.
Y esto es lo que a mí misma me ha sucedido en varias ocasiones.
La última fue hace tan solo un par de días.
Yo iba circulando con la moto de Correos por una carretera del extrarradio del pueblo. De pronto me dí cuenta de que un coche, con una tabla de surf en la baca, me seguía de cerca.
Como debía pasar por el párking de un supermercado, pensé que pararía allí a comprar.
Pero no paró en ese supermercado. Siguió pegado a mi moto como una lapa.
Yo seguí mi ruta y tomé un camino asfaltado que conduce a unas pistas de kárting y que acaba allá mismo.
- Irá a dar unas vueltas en un kar, pensé ya un poco mosqueada de que me siguiera tanto rato.
Me acerqué con la moto al buzón, dejé las cartas, y, cuando me disponía a dar media vuelta para volver por donde había venido, el conductor de aquel coche, español pero que muy posiblemente no conocía en absoluto la zona, se dirigió a mí con gesto de preocupación.
-Perdona, me he perdido. ¿Podrías ayudarme a salir de aquí? Quisiera llegar al mar...
¡Era eso!
Me seguía porqué pensó: Seguiré al cartero, que seguro sabe a donde va...
¡Menuda estupidez! Seguir al cartero, así sin más, es como seguir a una ambulancia con la idea de que seguro se dirige a un hospital.
Pero no siempre es así.
Las ambulancias, antes de ir al hospital, van a recoger a algún enfermo. Y los carteros, en su recorrido diario, cambian constantemente de dirección y no se dirigen a la oficina hasta que no han acabado su trabajo.
Miré divertida al conductor de ese coche, no pude evitar sonreirle - de hecho, en mi interior me partía de risa - y le invité a seguirme hasta donde pude encaminarle correctamente hacia el mar.
Luego me reí un buen rato, yo sola, pensando y tratando de adivinar la cara que hubiera puesto si, en lugar de dar media vuelta como hice, dándole tiempo a llamar mi atención y preguntarme, hubiera seguido con la moto por un estrecho camino de tierra que también podría haber tomado, para atajar... Se habría quedado con un palmo de narices, más desorientado todavía.








1 comentario:

  1. Anónimo18:02

    Jajaja si, es verdad, es casi como un instinto de supervivéncia, cuando te pierdes buscas a cualquier cartero o policia para que te saque del aprieto. Son los que se suelen conocer mejor la zona jajaja

    ResponderEliminar