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sábado, 18 de agosto de 2012

COMER SANO

¿Sabemos lo que comemos? ¿Somos conscientes de la gran cantidad de productos químicos, muchos de ellos altamente nocivos para nuestra salud, que día a día introducimos y acumulamos en nuestro organismo?
Creo que, si lo pensáramos detenidamente, nos asustaríamos y no nos atreveríamos a comer nada.
Refinados: azúcar, harinas, arroz, pasta... Con sus correspondientes aditivos para su refinamiento.
Aditivos: colorantes, conservantes, acidulantes, aromas... y un sinfín de substancias denominadas E + un número (E-100, E-430...) que a saber qué contienen.
Precocinados: imposible saber a ciencia cierta qué contienen
Bollería: El súmum de las grasas saturadas.
Y esto es solo una pequeña muestra, porque faltaría por hablar de las plantas transgénicas, de los fertilizantes o abonos empleados en su cultivo, de los medicamentos, hormonas y otras cosas que se inyecta a los animales que nos comemos, a las frutas recogidas verdes en origen para que no lleguen pasadas al consumidor... ¿Sigo? Creo que no hace falta, ¿verdad?
Todos somos conscientes de que nuestra alimentación actual es nefasta.
Alguno se preguntará: ¿Podemos hacer algo para evitarlo? Pues sí, claro. Eliminar de nuestra dieta absolutamente todos los productos químicos mas o menos nocivos, tal vez resulte imposible, pero podemos disminuir en gran manera su consumo.
Lo único que tenemos que hacer es cambiar algunos de nuestros hábitos o costumbres.
Debemos cambiar los alimentos nocivos por los beneficiosos.
Por ejemplo, cambiar los refinados por los integrales, en el caso de harinas, pasta y arroces.
Hay que huir de los precocinados y sobretodo de la bollería industrial. ¡Pues claro que hay tiempo para cocinar! Solo requiere un poco de voluntad y un mucho de organización y sentido común...
En cuanto a las frutas y verduras, cuanto más frescas mejor. Y si pueden ser directas del productor, eso es, compradas directamente al agricultor o de nuestro propio huerto, aun mucho mejor.
Pero vayamos por partes.
Estos cambios los aplicaremos poco a poco. Tampoco es necesario levantarnos un día y pretender cambiar de arriba a bajo nuestras costumbres.
No os asustéis. Veréis como no es tan difícil...


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