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jueves, 1 de noviembre de 2012

REPARTIR CORREO BAJO LA LLUVIA

Ayer llovió durante toda la mañana y nos tocó repartir bajo el agua.
No es que sea lo más divertido de este mundo, pero tampoco es lo que más me molesta. Prefiero la lluvia al viento...
¿Cómo lo hacemos, para repartir bajo la lluvia? - se preguntará mucha gente. Pues con un buen equipo de impermeable, paraguas, pantalón de lluvia, botas y mucha paciencia.
Por descontado que no es nada fácil. No podemos olvidar que las cartas son de papel, y una de las cosas que peor le sienta al papel es el agua. Por lo tanto, hay que conseguir a toda costa que las cartas se mojen lo menos posible. Y aquí es donde cada uno aplica sus trucos.
Yo, por ejemplo, cuando llueve no reparto con la moto. En primer lugar porque es muy peligroso cuando las calles están llenas de agua, y en segundo lugar, porque el carrito me permite pasar por sitios en los que, por la dirección o porque hay escaleras o cualquier otra cosa, no se puede hacer con moto. Y también me permite cobijarme en un portal o bajo un balcón si arrecia el mal tiempo.
Para que no se mojen las cartas... Esto ya es más complicado. Hay quien le pone una especie de funda de plástico por encima al carrito, otros utilizan un gran paraguas, casi tan grande como una sombrilla de playa, otros usan un impermeable en forma de capa que utilizan para taparse ellos y las cartas que llevan en la mano... Yo, por mi parte, procuro que cuando tenga que destapar el carrito para sacar cartas, pueda estar a cubierto bajo un balcón o en una entrada. Y no saco muchas cartas a la vez, sólo las que voy a dejar en el próximo buzón o punto de entrega.
Lo que resulta realmente muy complicado es cuando tienes un producto certificado, llamas a la puerta y no hay nadie en la casa. Si os apetece, podéis usar vuestra imaginación y tratar de visualizar la escena.
La imagen es la siguiente:
Un cartero esforzándose por empujar el carrito por una calle llena de agua y bajo un fuerte aguacero.
Se acerca a una casa, con mucho cuidado de no resbalar en el patio enlosado que da acceso a la casa y que debe atravesar para llegar a la puerta, toca el timbre y espera unos momentos... El silencio por respuesta. No hay nadie en casa...
 ¿Y ahora qué?
Pues ahora toca rellenar un aviso de llegada...
¿Bajo la lluvia????
¡Pues claro!
¡Pero la lluvia empapará el papel, y el bolígrafo no pintará... !
Tranquilos, que no cunda el pánico. Nada es imposible para en cartero, ni siquiera rellenar el aviso de llegada en plena calle bajo un fuerte aguacero...
Primero de todo buscamos un sitio lo más resguardado posible. Debajo de un balcón, en la entrada la casa o, a falta de un lugar cubierto, utilizando nuestro propio cuerpo. No hay más que buscar la protección de una pared, inclinarse hacia adelante y, escribir lo más rápidamente posible. Luego, en un plis plas se mete el aviso de llegada en el buzón y listos.
Se mojará un poco, claro, no somos Dios, pero cumplirá su cometido.
Y ya podemos dirigirnos a otro punto de entrega.
Como veis, no es tan difícil. Sólo hay que tener un poco de experiencia y, sobre todo, mucha voluntad, ingenio y ser un poco positivos.
Cuando entramos a trabajar de carteros ya sabemos que no siempre vamos a gozar de buen tiempo. Vamos a pasar por días de lluvia en los que tal vez acabemos empapados, frío intenso e incluso hielo que nos deja las manos y sobretodo las puntas de los dedos heladas, fuertes ráfagas de viento que nos hace perder los papeles, calor achicharrante...
Forma parte de las condiciones de trabajo.
Lo mejor de todo es que nos guste. Y a mi me gusta.                                                    


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