VIVIR NUESTRA VIDA

Los humanos somos seres imperfectos, llenos de defectos, carencias, fallos e imperfecciones. Nadie nació perfecto.
La sociedad, la vida misma, según el entorno en el que hayamos nacido, nos muestra, desde muy pequeños, la altura del listón al que supuestamente deberíamos llegar en esta vida. Y nosotros nos esforzamos, luchamos con uñas y dientes y lo damos todo por intentar llegar a este listón. Pero a veces, por más que luchemos por estar a la altura, nos damos cuenta de que está cada vez más y más alto y que nunca vamos a llegar.
Entonces tendemos a pensar que no valemos lo suficiente, que no estamos a la altura, y nos sentimos aislados, vulnerables y solos, muy solos. Además solemos caer en la debilidad de pensar que esto es lo que nos merecemos. Pero... ¿No será que en muchas ocasiones este listón se puso demasiado alto?
Y es así como nos hundimos en el rincón más profundo y oscuro de nuestra particular jaula de cristal.
A través de sus transparentes muros vemos la vida pasar a nuestro alrededor, ajena a nosotros. Y allí permanecemos encerrados, de espaldas al mundo y con los pies al borde de un abismo del que sólo nos separa un paso para tirarnos y acabar de una vez para siempre con tanto sufrimiento.
Hasta que alguien nos tiende una mano amiga y nos ayuda a salir.
Todos tenemos derecho a gozar de la vida y a vivirla cómo, donde y con quien mejor nos sintamos. Es la única que tenemos y debemos procurar que sea lo mejor posible.
Nunca es tarde, siempre estamos a tiempo de reaccionar, dar una patada y romper las frágiles paredes de nuestra jaula de cristal.
Solo nos hace falta un poco de valor, no rendirnos nunca y muchas ganas de hacer realidad todos esos sueños que hemos ido relegando casi al olvido en lo más profundo de nuestro corazón y a los que tenemos tanto derecho como los demás.
Alguien dijo una vez: “Tu vida es solo tuya. Solo tú decides como, donde y con quien vivirla”. 

Gran frase...

Sólo disponemos de una vida, y no deberíamos desperdiciarla viviendo conforme a las disposiciones de los demás. Lo que es bueno para unos puede no ser aceptado por otros. Las normas sociales han sido ideadas y creadas por los hombres, y de la misma manera que la vida evoluciona, la sociedad y sus normas también deberían hacerlo.

Debemos llegar a ser capaces de aceptarnos tal y como somos, y a no permitir que los demás nos impongan su particular visión de las cosas. Y con las piedras que nos arrojen los intolerantes, edifiquemos nuestra fortaleza.

En muchas ocasiones nos equivocaremos. Cometeremos grandes errores y una eterna sombra acompañará a nuestro pasado. Pero debemos aprender a convivir con ella. Y sobretodo, debemos aprender de nuestros errores del pasado, y construir nuestro futuro con con la experiencia del pasado.