PRESENTACIÓN DEL BLOG

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martes, 20 de noviembre de 2012

OLLANTAYTAMBO




Ollantaytambo, es una población situada en el Valle Sagrado de los Incas, al sur del Perú, a unos 90 km  al noroeste de Cuzco y 40 del complejo arqueológico de Machu Pichu. Su altitud sobre el nivel del mar es de unos 2. 792 m y es la única ciudad del incanato de Perú que todavía hoy en día está habitada.
La palabra Ollantaytambo está formada por dos partes.
-Ollantay,  que procede del aimara y significa observar, mirar desde lo alto.
-Tambo, que procede del quechua y significa albergue, lugar de reposo.
Por tanto, el significado de Ollantaytambo sería: "lugar de descanso de donde se puede observar desde lo alto"
Las ruinas de sus edificios comprenden zonas de habitaciones, templos y otros recintos cuya función aún no se ha podido determinar. Estos edificios fueron construidos por Pachacútec, que fue el noveno gobernante del estado inca, tras haber conquistado y destruido la tribu que ocupaba aquel lugar por negarse, según se cuenta, a pagar los impuestos que los incas les reclamaban.


Canales de agua y callejuelas estrtechas...

Ollantaytambo es un típico ejemplo de la extraordinaria planificación urbana de los incas, por lo que es un punto de visita obligado para todos aquellos que estén interesados en esa antigua, sorprendente y enigmática civilización.

Sus serpenteantes callejuelas empedradas, las ruinas de diferentes monumentos y edificaciones esparcidas por todas partes, sus terrazas agrícolas, la fortaleza desde donde se defendió la ciudad de los conquistadores españoles... son atractivos que destacan por sí mismos y que el visitante puede apreciar en todo su esplendor.
Pero lo más sorprendente de todo el recinto, lo que de verdad deja sin aliento a todo aquel que sube a admirarlo de cerca, es El Templo del Sol, desde donde se pueden apreciar magníficas vistas del Valle Sagrado de los Incas.


Y donde de nuevo nos vamos a quedar boquiabiertos ante otra construcción megalítica de proporciones colosales.


Este es el Templo del Sol


El templo del Sol se encuentra en la parte más alta de un cerro que está protegido en su parte baja por imponentes muros de contención, para evitar el deslizamiento de las tierras. Las laderas del cerro están cubiertas de terrazas donde se cultivaban el maíz, la quinua, las papas y otros alimentos.
Y en la cima, en la parte más alta es donde encontramos los restos de la fortaleza y el enigmático Templo del Sol.
En realidad, pocos se ponen de acuerdo en la auténtica finalidad ni la antigüedad real de estos restos de la Fortaleza y del Templo del Sol. Y no les falta razón.

El día que visité este recinto arqueológico y pude ver y observar con mis propios ojos aquellos restos, me dí cuenta de que, lo mismo que me sucedió en Sacsayhuamán, algo no encajaba en las versiones oficiales sobre la edificación y su antigüedad. Y esta es una sensación que me acompañó por casi todos los recintos arqueológicos de la zona que fui visitando.
Aquel día un sol radiante me acompañó durante toda la visita a aquel lugar.


Por la mañana visité el pueblo antiguo,que se extiende al pie del cerro y donde se pueden contemplar las callejuelas de piedra longitudinales y transversales, canales de agua, fuentes de agua potable y muros silenciosos que invitan a descubrir el rastro de una avanzada y admirada cultura que desarrolló complejas obras hidráulicas, la ingeniería y la arquitectura con una destreza impresionante.


Sorprendentes fuentes ornamentales


En la planificación del pueblo se puede observar la distribución de los diferentes espacios según la funcionalidad que debían desempeñar, entre los que destacan las zonas urbanas, con sus calles y plazas,  los sitios religiosos, canalización y distribución de agua a través de canales y fuentes ornamentales, centros agrícolas, murallas. cementerios, canteras... Y este es el único pueblo que ha llegado hasta nuestros días todavía habitado.
Por eso, Ollantaytambo es considerada como la Ciudad Inca Viviente.
Tras una detenida visita por el pueblo inicié el recorrido por el camino que conduce a la parte alta del cerro, donde se encuentra uno de los monumentos más enigmáticos de Perú: el Templo del Sol.


Llegué al pié del cerro y lo primero con que me topé fue con los grandes muros de contención y las terrazas de cultivo. Y unas empinadas escaleras que me separan de la cima.



De nuevo aparecen las grandes piedras perfectamente ensambladas, aquí en los imponentes muros de contención.








150 escalones, una pesadilla por los efectos del mal de altura.


Eran sólo 150 escalones. Una nimiedad, pensará más de uno. También yo lo pensé. Grave error.

Cuando empecé a subir por los empinados escalones me dí cuenta de que no es tan fácil. A pesar de haber superado ya un poco el mal de altura y haberme habituado a la escasez de oxígeno, cuando había subido unos pocos escalones me di cuenta de que esta no iba a resultar una tarea fácil. El leve ejercicio que supone subir unas escaleras se puede convertir en una tortura cuando el oxígeno es escaso. Tres descansos tuve que hacer para subir la totalidad de los 150 escalones.
Pero el esfuerzo valió la pena.



La fortaleza. De nuevo las grades piedras de andesita, perfectamente encajadas incluso en sus irregularidades.


Lo primero que se mostró delante de mis ojos fueron los restos de lo que se reconoce debió de ser una fortaleza militar. El lugar era el más idóneo, se dominaba todo el pueblo y gran parte del Valle desde aquella cima, y la forma de aquellos muros así parecía indicarlo. Según cuentan las crónicas, en esta fortaleza se libró una cruenta batalla. Los guerreros, para defender a su soberano de los conquistadores españoles, se ponían frente a las puertas con su cuerpo desnudo como única protección y armados con piedras, arcos y flechas, contra las armas de fuego que ya tenían los españoles. Se dice que los españoles con sus caballos tuvieron que trepar por encima de los montones de cadáveres para entrar en el recinto una vez conquistado.

Observé detenidamente aquellos muros y reconocí el clásico estilo supuestamente incaico: Grandes piedras de andesita, encajadas las unas con las otras de manera que no pasaba ni una cuchilla entre ellas y con aquel acabado tan liso y brillante que caracterizaba todas aquellas construcciones.
Rodeé la Fortaleza y la visión de una fantástica construcción de proporciones ciclópeas se me presentó ante mis ojos. El Templo del Sol.
Bueno, al menos así es como se le ha catalogado... Aunque para mí, según lo que pude apreciar, podría haberse tratado de cualquier cosa...
Este... "templo", está constituido por seis descomunales bloques de granito rosa cuadrangulares, de unas 100 toneladas cada uno, y encajados milimétricamente los unos con los otros, formando una especie de muro que desafía cualquier razonamiento sobre su construcción, su edad y su función.
A diferencia de otras construcciones parecidas, en este caso se había insertado una fina lámina de piedra entre bloque y bloque, cuya función podría haber sido la de servir de amortiguador en caso de terremotos.


El Templo del Sol. Sólo comparándolo con una persona podemos apreciar La magnitud de esos seis bloques de granito rosa.
Y en esta fotografía se pueden apreciar las finas juntas de piedra entre bloque y bloque. ¿Tal vez para hacer de amortiguador en caso de terremoto?


Y esto era el "Templo del Sol". Como podréis comprender, aquella especie de muro de colosales dimensiones podría haber sido cualquier cosa.

Es curioso que, cada vez que se descubre alguna construcción o resto arqueológico al que no es posible atribuirle una funcionalidad en concreto, se le asigna la categoría de templo o recinto religioso. Y por lo poco que queda de lo que hubiera habido en la cima de aquel cerro, sólo aquel impresionante muro con sus seis colosales bloques de granito rosa perfectamente encajados, a mí jamás se me ocurriría afirmar que aquello hubiera sido un templo.
No tardé en tener la sensación de que me hallaba ante los restos de unas construcciones realizadas en épocas muy diferentes. Las diferencias en los estilos así parecían confirmarlo. Y el Templo del Sol era el más antiguo. No se trata de desmerecer para nada a la cultura inca, pero como ya me había sucedido en otros sitios, la idea de que no fueron los incas sus constructores, que ellos ya encontraron levantadas estas colosales construcciones y lo que hicieron fue ocuparlas y adorarlas como el legado de sus dioses, unos dioses que parecen haber estado en muchos sitios diferentes acompañando e instruyendo una incipiente humanidad, en un tiempo muy remoto, afloró en mi mente.





¿No os parece chocante, que a estas tres edificaciones se les atribuya la misma época?
A mí me parece distinguir estilos completamente diferentes.



Lo que no entenderé nunca es cómo, los monumentos que se construyeron con las piedras más colosales y que a veces pesan centenares de toneladas, con una incomprensible técnica para unir esas piedras entre sí a la perfección por desiguales que sean, talladas con... vete a saber qué clase de herramientas capaces de cortar el granito y la dura andesita... ¿Cómo pueden haber llegado a este grado de degradación, con solo unos pocos siglos de antigüedad? Las construcciones realizadas con esas piedras no se derrumban así como así... En cambio, otras construcciones, incluso de culturas y civilizaciones más antiguas, por ejemplo los monumentos de la época de los romanos en Roma, Iglesias y catedrales por toda Europa... esos monumentos sí, siguen en pié. Realmente muy curioso...

La primera pregunta que se me planteó al llegar frente a esa construcción fue: ¿De dónde salieron aquellos colosales bloques de granito rosa?
-De una cantera que se encuentra en la montaña de enfrente, a poco más de cuatro km...
¡Ah, claro! ¡En la montaña de enfrente...! Ya la tenemos liada...
Resulta que, para acarrear aquellas "piedrecitas" de unas cien toneladas cada una hasta lo alto de aquel cerro, habían acudido a una cantera situada en la montaña de enfrente, habían extraído y cortado aquellos enormes bloques de duro granito rosa, los habían bajado hasta el valle, habían atravesado el río, y los habían arrastrado montaña arriba, por un desnivel por el que no subirían ni las cabras, hasta su emplazamiento, no sin antes ponerlos en posición vertical y unirlos entre sí con una fina lámina de piedra pero de tal manera que ni una hoja de afeitar se puede introducir en sus juntas.
Veamos. ¿Cómo se supone que procedieron para su transporte? Los científicos se apresuran a contestar que "como en otras construcciones similares, con cuerdas y rodillos de madera, y cientos de hombres..."


¿Y el río? ¿Cómo hicieron para cruzar el río Vilcanota?

Este río parece poca cosa, pero es bastante bravo.

 Y de nuevo, en un alarde de supuesto conocimiento, se apresuraron en explicarme su teoría.
-"En primer lugar se creó un canal paralelo al río para secar su lecho original. Cuando estuvo seco, se trasladaron las piedras a la zona antes ocupada por el agua y finalmente se les devolvió a las aguas su cauce original.Y ya sólo quedaba arrastrarlas o empujarlas hasta la cima..."
Y con esta explicación  se quedan tan anchos.
Lo del río, es una solución ingeniosa y bastante coherente. Pero lo de subirlas luego montaña arriba...
Dí una vuelta por allí y me mostraron el camino que supuestamente utilizaron para transportar las piedras.
¡No me lo podía creer! Sí, en un lado del cerro se podía ver el trazado de lo que podía haber sido una senda, pero... por lo empinado del terreno, me atrevo a decir que es del todo imposible que por allí subieran aquellos pesados bloques de granito. Es un terreno pedregoso y muy, muy empinado. Además, su anchura era del todo insuficiente para el paso de aquellas enormes piedras y el séquito de hombres que supuestamente tiraban de ellas...
Y luego aún quedaba el problema de los árboles que se hubieran necesitado para hacer los rodillos, y que no sé de donde los habrían sacado puesto que por allí, a aquellas alturas no hay árboles... Y las cuerdas, y los cientos de hombres para cada construcción, que si tenemos en cuenta que estas monumentales construcciones se realizaron masivamente, debieron de ser miles o cientos de miles los que se debieron de necesitar...


¿Cómo cortaban las piedras? ¿A pedradas?


¡Ah! Y por último, también deberíamos tener presente que se nos escapa otro "pequeño" detalle. Los arqueólogos y los científicos nos piden que creamos que esas enormes, duras y macizas rocas de granito o de andesita fueron cortadas, talladas y encajadas con herramientas de piedra o, como mucho, de bronce. Pero...
Estas teorías son absolutamente ridículas, puesto que no se ha encontrado por ningún lugar ninguna herramienta o utensilio capaz de cortar o desconchar la andesita, piedra muy utilizada en estas construcciones. Tampoco se ha fabricado nunca ningún tipo de bronce capaz sólo de hacer una muesca en ellas...
 Recientemente se ha descubierto que en una época muy remota, posiblemente unos 10.000 años a.C, se produjeron unas terribles inundaciones en lo que es actualmente Brasil y el Escudo de las Guayanas, y muy posiblemente por otras zonas del planeta. Tan devastadoras fueron estas inundaciones que su recuerdo ha perdurado a lo largo de los siglos y los milenios en forma de leyenda, la del Diluvio Universal. Los antiguos pobladores de aquellas zonas se dirigieron hacia las zonas altas de los Andes para escapar de las aguas. ¿Quienes fueron esos misteriosos hombres? ¿Qué conocimientos poseían? ¿Pudieron ser estos hombres, fugitivos de un terrible cataclismo que asoló su mundo, los poseedores del conocimiento y la tecnología necesarios para llevar a cabo esas colosales construcciones?
De hecho, una de las cosas que más me llamó la atención, es el grado de destrucción que presentan algunas de estas construcciones, ya lo he comentado antes. Me parecía sorprendente que, si todas esas construcciones eran de la misma época como se me intentaba hacer creer, del 1200 al 1500 d.C más o menos, mientras algunas mantenían gran parte de su estructura intacta, otras, y cosa curiosa la más grandes y de piedras más imponentes, estaban tan degradadas que, en la mayoría de las ocasiones, ni siquiera hay manera de saber a ciencia cierta cómo eran ni para qué eran utilizadas.
 

¿Seguro que són de las mismas fechas?

Y la superposición de estilos, siempre guardando la misma línea, daba la sensación de que me encontraba ante una clara superposición de edades.
Mi teoría, y tal vez la de algunas personas más, es que la base, los cimientos, y  en general la mayoría de las construcciones megalíticas o en las que se emplearon les técnicas del encaje perfecto, son muy anteriores a los incas. Éstos las encontraron y aprovecharon unos cimientos y unos muros a medio derruir para construir sus propios edificios. Todo lo que son templos o piedras de descomunal tamaño, debieron de ser dedicados al culto o adoradas por su propia magnificencia. Con esto no pretendo menospreciar los conocimientos de la civilización inca, puesto que fueron capaces de aprender y desarrollar una magnífica cultura, pero sólo utilizando un poco de sentido común nos daremos cuenta de que por todas partes hay señales de unos conocimientos y unas tecnologías que parecen haberse evaporado para siempre...
Como en otros muchos lugares, parece como si el avance de la civilización hubiera seguido el sentido contrario al progreso. Es decir, parece como si estas enigmáticas civilizaciones con esos soberbios conocimientos hubieran surgido de la nada y, con el avance del tiempo se hubiera ido difuminando y perdiendo... Normalmente es al revés. Se empieza con construcciones de mala calidad y se van perfeccionando...
Cómo siempre, me da la sensación de que algo no encaja...








2 comentarios:

  1. Anónimo8:51

    me encantan estas historias ,son misteriosas y te hacen pensar mucho,son cosas que parecen increibles,una abraçada, MARIA CLARA,Josep

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  2. Muchas gracias, Josep. Este es un tema que de siempre me ha fascinado, y es que de verdad creo que hay muchas cosas en la historia antigua que no encajan por ningún lado.

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