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sábado, 24 de noviembre de 2012

¿PORQUÉ EL CARTERO ME METE LAS REVISTAS DOBLADAS Y A PRESIÓN EN EL BUZÓN?

Supongo que a más de uno de vosotros le ha pasado alguna vez. Llegáis a casa, miráis el buzón y veis que lo ha vuelto a hacer. El cartero ha traído vuestra revista favorita, si, aquella a la que os subscribisteis hace unos meses, con aquellas preciosas fotos, y allá está, doblada por la mitad y metida a presión en el buzón.
Abrís el buzón y os encontráis con que, a parte de la revista, hay otras cartas que os dificultan enormemente la tarea de sacar aquella revista de la boca del buzón. Y eso si tenéis suerte y no se raja la portada con el filo de esa boca de buzón que parece no querer soltar a su presa, como ya ha sucedido algunas veces.
Empezáis a maldecir y a acordaros de la madre del cartero, y tras un buen rato de forcejeo conseguís que el buzón escupa vuestra revista sana y salva.
Y ahí es donde, ingenuamente, os preguntáis:
-¿Porqué el cartero me mete las revistas dobladas y a presión en el buzón?
Bueno, para todos aquellos que aún no le hayáis encontrado una explicación, os lo voy a aclarar.
Lo primero que tenéis que hacer, el día que os volváis a encontrar con la revista doblada en el buzón, es sacar la revista, y probar si entra sin doblar. ¿Que pasa? ¿No entra? Pues ya tenéis la respuesta del porqué el cartero os mete la revista doblada en el buzón. En cuanto a meterla a presión, tened en cuenta que una vez doblada es mucho más el grosor que hay que meter en aquella estrecha boca del buzón, por lo que para hacerla entrar hay que darle un buen empujoncito...
También puede ocurrir que sí, que aunque justito, la revista se puede meter sin doblar en el buzón. En este caso, si lo hablamos con el cartero no tendría porqué haber ningún problema.
Muchas veces, el hecho de doblar las cartas grandes y las revistas, es una cuestión de comodidad para el cartero. Es mucho más fácil a la hora de apuntar y hacerlas entrar con un suave (o no tan suave) empujón, por la boca del buzón, en lugar de tener que ajustar la revista a esa boca y que a veces entra tan justo, tan justo que necesitas las dos manos para ello, cosa bastante complicada porque casi siempre una de las manos va ocupada con el paquete de cartas que tiene por repartir.
Pero todo, bien hablado se puede solucionar. Porque en caso de que la revista no entre en el buzón sin doblarla, hay otras soluciones.
El día que os llegue la revista, el cartero llamará a vuestra casa y os la entregará en mano. Pero si no hubiera nadie en la casa, os dejará un aviso de llegada en el buzón para que vayáis a recogerla a la oficina de Correos. Y este es otro motivo por el que se suelen dejar siempre todas las revistas en el buzón, dobladas o sin doblar. A mí personalmente, me da la sensación que, hacer ir a alguien a la oficina de Correos a recoger una simple revista, por el solo hecho de que no cabe sin doblar en el buzón, con la pérdida de tiempo que ello conlleva por parte de todos, es una tocada de narices. El cartero tiene que entretenerse en rellenar el aviso de llegada, y el cliente tiene que buscar un hueco en su tiempo para ir a buscarla a la oficina de Correos...
Y es que aún hay otra solución para el problema. Es tan simple como cambiar el buzón por uno más grande, adecuando su tamaño a lo que nos tenga que traer el cartero...
Os puedo contar una anécdota que me pasó a mí particularmente en relación con esas revistas que no entran en los buzones...
Recuerdo una vez, frente al panel de buzones de un bloque, uno de esos que están en posición horizontal, con la boca en el frontal y con unos catálogos muy gruesos que tenía que meter en los ellos. Cabían muy, muy justos, por lo que había que encararlos muy bien en la boca del buzón y hacerlos entrar poco a poco con  pequeños golpecitos. Pero uno de esos catálogos se entestaba en no querer entrar de ninguna de las maneras, así que aumenté la fuerza de esos golpecitos... Tan aficionada estaba con mi tarea de golpear aquel catálogo para que entrara en aquel buzón, que no me dí cuenta de que se me había acercado un hombre por detrás. No sé cuánto rato hacía que el hombre me observaba, pero de pronto oí una voz por detrás de mí que decía: "¡Quiya! ¿Quieres un martillo?"
El susto que me llevé fue tremendo. Y por más inri, aquel era el dueño del buzón en el que estaba intentado hacer entrar el catálogo... Me disculé como pude, acabé de meter los catálogos que me quedaban en su sitio, y salí de allí lo más rápidamente posible.
Pero luego me reí un buen rato recordando a ese hombre peleándose con un catálogo y su buzón. ¡Lo que le costó sacarlo!

9 comentarios:

  1. Anónimo15:35

    los carteros son unos hijos de puta me acaban de doblar 3 revistas ¿ se puede denunciar ?

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    1. ¡Claro que se puede denunciar! Todo se puede denunciar. Pero ante todo , piensa un poco con la cabeza... Si las revistas no caben sin doblar en tu buzón, sólo tendrás dos opciones:
      1ª Ir a la oficina de Correos a recoger las revistas cada día que recibas alguna que no quepa, porque el cartero te dejará un aviso.
      2º Comprar un buzón más grande

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  2. Anónimo10:59

    Hay una tercera opción, que muevan el culo y la dejen en la puerta que después se quejan de que no tienen trabajo no se qué, venga hombre! empresa privada y el servicio con el culo, a estos si que los mandaba yo al paro, que a mí no me han metido una revista doblada precisamente sino una carpeta, ale, a tomar por culo la carpeta, gandules que son y el servicio horrible!.

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    1. Lo siento, anónimo, pero no podemos dejar nada fuera del buzón. Luego los clientes se quejan de que les roban las revistas.... Y eso sí es un problema.

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  3. Anónimo11:00

    Mejor sería no usar correos :D cuando stuvieran sin curro ya verías como le sacan brillo hasta a las cartas antes de tratarlas a patadas (como no son las de ellos...)

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    1. Saludos anónimo.
      Por lo que veo o no has leido o no has entendido las opciones que que hay para solucionar el problema.
      1 - Avisar al cartero o una simple llamada a la oficina para que se le avise que no doble la correspondencia. A partir de este momento, cada vez que recibas algo que no quepa bien planito en el buzón, el cartero llamará a tu casa y si estás se te entregará en mano. Si no hay nadie, se te dejará un aviso y tendrás que ir a la oficina a buscarlo.
      No dejamos la correspondencia en la puerta. Dejamos un aviso.
      2º - Si sueles recibir objetos de gran tamaño, hay buzones mas grandes.
      3º - Se puede pactar cualquier otra solución, siempre dialogando. Soy cartera desde hace muchos años y te aseguro que hago mil y un juegos malabares para intentar entregar todo y satisfacer a todos. Desde convenir horas, sitios diferentes del domicilio, avisar por teléfono.... Soluciones hay. Pero lo principal es hablar. Con el cartero o el jefe de la cartería.
      Además, como puedes suponer, tenemos unas normas de entrega de la correspondencia. Si adviertes o sospechas que tu cartero no las cumple, siempre puedes poner una queja. En cualquier oficina.
      Saludos

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    2. Emilio9:47

      Sinceramente María Clara, si el cartero no es capaz de tratar con respeto una propiedad privada mejor que se dedique a otra cosa. Creo que en vuestros procedimientos de trabajo no incluye meter la revista o paquete en el buzón sea como sea y de cualquier manera.
      Si te hace gracia el haber dejado a ese hombre peleándose con el buzón te deja muy mal como profesional.
      Yo estoy suscrito a unas revistas bastante caras que me vienen destrozadas por el bestia que tengo de cartero que las mete a presión cuando no es necesario, el buzón tiene la boca ancha y pueden entrar con facilidad.

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    3. Creo que tú tampoco has leído las soluciones que hay para este problema, Emilio.
      ¿Te puedo hacer una pregunta? ¿Has intentado hablar con tú cartero? Creo que esto es lo primero que hay que hacer. HABLAR!!!
      Casi siempre se llega a algún acuerdo.
      Pero también te digo que cuando tengas que ir a la oficina mes a mes, a recoger la revista, hacer colas, perder tiempo, tal vez tener que pedir permiso en el trabajo..... No sé..... Ya digo que HABLANDO se pueden solucionar muchas cosas.
      Y en cuanto a los catálogos que metí a presión en los buzones, eran de venta de ropa. Y te puedo asegurar que, de todos los que tuve que avisar aquel día, por imposibilidad de entrega, la mayoría de la gente se me quejaron por tener que ir a la oficina a buscarlos. (Si no hay nadie en casa se deja un aviso.... )

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  4. Teniendo en cuenta los horarios de trabajo de cada persona, es difícil coincidir para decirle tus quejas al cartero, y más que tendrías que estar esperándole ex profeso, y para un día que se tuviera libre como para andar esperando a nadie, queja en la sucursal y acabado, que me parece a mi que no hace falta que te digan que está mal doblar las cosas hasta la extenuación o muy tonto hay que ser.

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