PRESENTACIÓN DEL BLOG

Saludos a tod@s!
¿Qué vais a encontrar en este blog? De todo un poco.
Críticas, denuncias, mi día a día, curiosidades, reflexiones...
Pero sobretodo, mi voz.


jueves, 14 de febrero de 2013

EL VALOR DE LA VIDA

Hacía ya tiempo que venía dándole vueltas a la cabeza a un asunto.
Un gran dilema se debatía dentro de mí.
Y una pregunta para la que no conseguía hallar una respuesta convincente.
¿Tener más, nos hace más felices?

Al final conseguí encontrar la respuesta: ¡NO!
Bueno, tal vez algun@s crean o se sientan más felices teniendo y atesorando riquezas y todo aquello que el dinero puede comprar. Pero... ¿Realmente son más felices? Yo pienso que no.
Al menos a mí no me ha hecho más feliz.

Sinceramente pienso que hemos vivido una época de opulencia y de derroche que nos ha corrompido a todos. Se ganaba mucho dinero y se compraba de todo. Y a lo que no se llegaba... a crédito.
Tenias un piso, querías una casa. Y bien grande.
El coche, grande y de gama alta. Y a cambiarlo cada pocos años.
Viajes exóticos, restaurantes de lujo, vacaciones por todo lo alto, salidas y más salidas...
Y ahora que nos ha sacudido la crisis, nos lamentamos de haber sido más cigarras que hormigas.

Yo también caí en la trampa, lo reconozco. Por eso ahora reconozco que me equivoqué. No valoré las cosas por su justo valor. Por eso me planteé esa cuestión y comprendí que no era ese el camino.
La riqueza te puede proporcionar cierto bienestar, comodidad, poder lucir como una bombilla ante los demás. Y lo peor es que cuanto más tienes, más quieres. La codicia humana no tiene fin.

Yo no necesito una gran casa. Sólo un techo que me cubra.
Tampoco un gran coche. Sólo un vehículo que me transporte. Y utilizo mucho el transporte público.
No necesito tener la casa llena de artilugios que lo hagan todo por mí.
Ni viajar al otro lado del mundo, ni comer en un restaurante fino, que al final no sabes ni qué comes ni con qué cubierto comerlo.
Todo esto son banalidades.
La verdadera felicidad no está en los lujos. La felicidad está en cosas mucho más sencillas. La felicidad es saber encontrar ese delicado equilibrio entre lo que necesitas y tu manera de ser. Aprender a disfrutar de pequeños momentos, de la compañía de personas que piensan y se sienten como tú, del valor de la amistad, la sencillez y la constante lucha por conquistar pequeños objetivos.

Sé que tal vez muchos estaréis en desacuerdo, pero yo he conseguido ser feliz con muchísimo menos de lo que tenía. He renunciado a muchas cosas porque en lugar de llenarme me creaban un gran vacío.
Ya lo sé, soy un bicho raro.



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